lunes, 15 de junio de 2009

Predicciones

Cuando se empieza una relación, las expectativas que puedes llegar a albergar respecto del otro deberían estar graduadas. Así, por ejemplo, “A” correspondería a “estaremos muchos años juntos en un equilibrio perfecto entre fidelidad y pareja abierta, compañía e independencia, calor y espacio propio, hasta que todos nuestros amigos dejen de venir a vernos consumidos por una bola de envidia y asco”; hasta la “Z”, que vendría a significar “después de dos meses de absoluta incapacidad para comunicarnos con valentía y generosidad nuestras propias necesidades, y salpicar cada conversación de mentiras con aguijón, llegaremos a las manos por un asunto trivial y, durante años, nos cambiaremos de acera cuando nos veamos por la calle, llegando a olvidar incluso por qué nos caemos tan mal”. Resuelto el tema de las expectativas y los grados, tendría que inventarse una tira de estas con reactivos como las que tenían antes los diabéticos, pero que reaccionara al simple contacto con la piel (como aquellos termómetros), permitiendo obtener una predicción exacta sobre qué esperar en una relación en pocos minutos, tras aplicar el invento sobre la piel del nuevo amado en un momento de descuido. Conociendo el resultado, por lo menos, uno sabría a que atenerse. En mi caso, de todas formas, ya me puedo ver a mí mismo quietecito, abrazado a uno, en una cama en cuyo lateral permanezca impertérrita una papelera cuyo único contenido sea un papel en el que se lea “Z”, en grande y rojo. Y es que ya lo decía Eva Siva en Laberinto de Pasiones, cuando interpretaba a una azafata a la que le comunican que un vuelo no puede salir porque hay una bomba a bordo: “la gente ya sabe a lo que se expone cuando se sube en un avión”

4 comentarios:

  1. Pero Fran, ¿serían las primeras citas tan divertidas si todo fuera tan científico? Se acabaría el comerse la cabeza pensando "¿qué buscará?", "¿habrá una segunda vez?" o "¿le gusto o sólo le pongo cachondo?". Sin la incertidumbre de lo que pasa por la cabeza del otro, buscar el amor se volvería algo anodino.

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  2. Huy chico, a mí se me acaban las ganas de "divertirme" de esa manera, que yo te llevo mucho años. Prefiero algo de certidumbre en los comienzos, y ya buscaré yo la diversión después :) aunque estoy de acuerdo contigo en realidad. Y el amor es un juego, y ya sabes lo que decían de los juegos en el 1,2,3...

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  3. Sería curioso, poder hacer una especie de pacto inquebrantable a los cinco minutos de conocer a alguien, pero no somos nosotros quienes ponemos las reglas... ¿o sí?

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  4. De hecho, ese tipo de pactos se hacen, pero nunca se cumplen. Esas frases que se dicen al principio de "yo nunca...", "yo siempre...", "yo soy el tipo de persona que...", que son siempre una proyección de la personalidad deseada, no de la real, y así nos va.

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